Ola Raknes, psiquiatra y psicoterapeuta noruego, decía que para ser un buen psicoterapeuta uno debía tener o desarrollar estas tres cualidades: Humanidad, Humildad y Humor.
Me parece que son tres aciertos y tres horizontes a no perder de vista en nuestra labor terapéutica (y por supuesto, en la vida). Veamos un poco más de cada uno de ellos:
La Humanidad
La humanidad es la capacidad que tenemos los seres humanos de sentir afecto por las personas, de estar abiertos a comprenderlas y de apoyarlas cuando es necesario. Si perdemos esta capacidad, no hay encuentro de calidad entre tú y yo. Si nos deshumanizamos, dejamos de sentir la valía del que tenemos enfrente y en general, dejamos de verlo. En psicoterapia, como en la vida, es primordial no perder esa humanidad para poder acompañar al cliente en su proceso, sintiendo afecto, hallando comprensión y brindando apoyo.
La Humildad
La humildad es el conocimiento de sí mism@ que nos da luz a nuestras potencialidades y también a nuestras limitaciones, de modo que seamos conscientes de cuáles son nuestros fuertes y de dónde están nuestros límites como personas y como profesionales. Una actitud humilde nos hace saber hasta donde podemos ayudar y donde acaba nuestro margen de acción o intervención.
La humildad también pasa por posicionarnos frente al otro como igual. Pensar que nosotros tenemos la solución a los problemas del otro es de algún modo ponernos por encima. Ser humilde, por tanto, es acompañar al otro reconociendo su potencial, la propia trayectoria de vida y los recursos de los cuáles dispone. Pero también acogiendo todo lo que somos nosotros y lo que podemos aportarle al otro. Sin ostentaciones ni delirios de grandeza.
El Humor
El humor es la capacidad de hacer más leve aquello que pesa. El humor nos hace la vida más fácil. Y cuando estamos pasando por un mal momento o bien, nos tomamos las cosas demasiado en serio, el humor puede ser un apoyo del cuál servirnos para “sacar hierro al asunto” o “quitarle peso”. Que en terapia pueda haber dosis de humor, sin duda, es un recurso que refuerza nuestro sostén en la vida. El humor sirve para relajar el ambiente que generamos, para relativizar las cosas, para flexibilizar nuestros pensamientos y patrones y también para contactar con el goce de la vida. De ese modo, con humor, facilitamos un espacio donde el más serio se permite sonreír o el más pesimista descubre que todavía hay alguna esperanza.
Cualidades del buen psicoterapeuta
Sin estas actitudes del psicoterapeuta, solo quedan técnicas sueltas. La base donde se apoyan las técnicas y cualquier otra intervención que hagamos, la crea la persona con su actitud y con cualidades como la humanidad, la humildad o el humor. Cualidades que requieren de un trabajo mucho más profundo que el de aprender una técnica y aplicarla. Cualidades que requieren corazón y proceso personal.
Ya sabemos que estas cualidades no son únicas y exclusivas y que hay otras que también son de suma importancia. A parte de las ya mencionadas, ¿qué otras cualidades añadirías de un buen psicoterapeuta? ¿Qué cualidades tenía o tiene tu psicoterapeuta que te han ayudado en tu proceso? Y en tus relaciones en general, ¿qué tiene el otro que te facilita una relación de calidad con él/ella?
Si este post te ha parecido interesante o crees o sientes que como psicóloga te puedo acompañar en tu proceso, no dudes en contactarme. Será un placer acompañarte. Ofrezco terapias presenciales y online.
Comment